Thursday, March 19, 2015

Subversiva:

Nada me ofendió más que cuando dijo: "Eres menos subversiva de lo que creí" Y yo pensé ¡Obvio soy subversiva todo el tiempo!, pero en ese momento no se me vino una palabra para responder. 
Él sólo me dijo: "Es subversivo que nos veamos" habló del tema y supongo que una hora después yo estaba en clase haciéndome la misma pregunta que me hizo: ¿Qué cosas subversivas haces?

Bien, pues acá te respondo: 

Soy subversiva porque no veo televisión, porque no le creo a las noticias. Soy subversiva cuando prefiero comprar ropa en San Victorino hecha en Colombia, y no voy a los centros comerciales a comprar marcas. Soy subversiva cuando me pongo medias rojas con tennis cafés y gorra naranja. 

Soy subversiva porque odio las revistas de moda, de celebridades. Soy subversiva porque no me maquillo en ocaciones espaciales, ni me interesa hacerlo nunca. cuando no tengo novio, cuando no me interesa, cuando no lo necesito; porque mi belleza no me importa, que cuidarme es diferente a seguir modas. Soy subversiva porque no me condeno por haber perdido mi virginidad con un imbécil y mi condición de mujer no se mide por la cantidad de hombres con que he estado. Soy subversiva porque me acepto.

Soy subversiva cuando no me importan las notas, y sólo me importa que lo que haga sea suficiente para mí y me sienta satisfecha conmigo. 

Soy subversiva cuando pregunto.
Soy subversiva cuando pienso.
Soy subversiva cuando me propongo proyectos y los cumplo.
Soy subversiva cuando estoy segura de mí. 

Soy subversiva porque cada vez que puedo ayudar a alguien lo hago; porque mientras la gente en el bus hace mala cara yo sonrío; porque cuando manejo le doy el paso a los peatonales; cuando hago las cosas bien y soy amable; porque camino en la mitad de las calles cuando los carros no pasan; cuando no tengo un metro a la mano y me tiro al piso a tomar las medidas de los edificios con mi cuerpo. Soy subversiva porque no me importa lo que piense la gente de mí.

Soy subversiva porque tengo un "smart phone" que sólo uso para llamar y hacer consultas en google. Soy subversiva porque prefiero pasar tiempo conmigo, mis familia o mis amigos, que mirar el celular cada dos minutos; porque no tengo aplicaciones ociosas ni bizarras. Soy subversiva porque reconozco las trivialidades de la actualidad y soy capaz de dejarlas pasar y disfrutar la vida; cuando aprovecho el tiempo y no lo desperdicio. Soy subversiva porque en vez de tener un televisor en mi cuarto, tengo libros. 

Supongo que mi memoria falló. Porque luego recordé que cuando me hizo la pregunta yo respondí (de la manera más tímida y babosa) que algo subversivo que hago es LEER. 


Friday, February 27, 2015

Idilio

Salió y corrió lejos. Salió y corrió veloz.

Dijo que no quería ser puta. Dijo que no se inyectaría más basura.

Y sobre el tejado de un edificio saltó al pavimento y cayó sobre un lago de flores, y nunca se sintió más ligera.

Sobre todo porque vio en los ojos de un chico paz. Un chico en el que Azul nunca pondría sus ojos; imaginalo de altura medio, complexión delgada, chaleco de cachemira, impecable y libros en sus manos.

Se asustó al verlo por primera vez. Se llenó de dudas y se inyectó.

Abrió las manos y lleno sus palmas de deseos. Las lleno de conchas del mar que bajó de los árboles. Pues despertó en la copa del mundo sobre una rama. Y pensó que el universo se le había revelado, con sólo ver un tallo.

Entonces lo vio por segunda vez. Y su pequeño mundo de laberintos y estrellas se vio descubierto por la suave y venenosa seda del amor.

Azul se asustó, tomó whisky, paseo al perro y se durmió.

La vi llegar a su casa está mañana. La vi linda y radiante, con los ojos volados y sus dientes torcidos. Me saludó y me dijo ¡a la mierda mi vida de puta! y por la noche se acostó con el chico del bar.

Azul vio su cara en las olas del mar, en las pintas del cielo de la madrugada. En sus sueños más oscuros y obscenos. Allí estaba él Con todo lo que ella nunca querría, y ella con todo lo que el nunca vería.

Él no la veía, ella vagaba en sus días. Se escabullia entre la gente y lo observaba desde lejos.

Un día se dijo que tendría que olvidar su cara, sus gestos, su forma de mover las manos al hablar. Entonces dejó a sus pies las huellas que había dejado en el jardín, junto con el pasto que había arrancado pensado en el.

Los días son violeta, las noches son rosas, y la desilusión es Azul. Azul como la mañana en que el salió tarde de su casa y se chocó con esa rara chica de ojeras y ojos volados. La miró con extrañeza y la evitó con el asco que le produce el edor a cigarro

Nunca se había visto entre tanta melancolía y tristeza. Todo lo veía azul. Se pregunto si los sueños perdidos eran recogidos por ángeles recolectores de malos amores. Y se resistió a la idea de amar a una mujer Vagabunda, cuyas piernas abren  tan facil como una tapa de cerveza.

Elevó su mirada en lo profundo del mar y dentro de una concha había grabado un deseo que susurraba esperanza.

Esperanza Azul, esperanza sus sueños. Ni amor, ni paz, ni tranquilidad. Azul tomó whisky en la mañana, fumo en la tarde, y no durmió en la noche. Los capitanes de sus fragatas, amaron sus lunas. Navegaron entre sus piernas. Fueron colonos.

Pero  ella solo veía a su desconocido en medio de orgasmos.

Tomó la concha y la devolvió al mar. Del universo de los sueños bajó. Ignoró cualquier chispa de magia y siguió su camino.

El soñó con una chica que lo llevará a lugares inexplorados, que le mostrará el mundo.  Azul lo olvidó.

Y fuimos polvo en el universo; fuimos polvo en la orilla de una escalera. Volamos. Nos vamos. Flotamos.  Tiramos. Mordemos. Nos cogemos.

Tuesday, February 24, 2015

Mejor, amigos

Una teoría por cada situación. Luego descubrió que una relación no es igual al amor. De hecho pudo ver cómo estas dos palabras tienen definiciones casi contradictorias. Por eso cuando vio a Daniel por primera vez y se dio cuenta de las altas probabilidades de amor que había entre los dos, quiso evitar cualquier forma de relación sentimental y dejar su amor en un estado puro, lejos de sus labios. Sus relaciones pasadas le habían contado a su vida, que un amigo es para siempre y un novio por un rato.

Sunday, February 22, 2015

Día 1


Habían diez notas entre la ropa del armario. Nadie las leyó y nadie las escribió. Yo sólo las abrí y las dejé a un lado "tal vez mañana las lea" lo pensé todos los días. 


Entonces se me ocurrió la idea de escribir un libro, un libro roto y mal escrito, mal redactado y con notas de cuando las cosas no pasan. Porque no tengo una historia que contar. 

Sólo tengo un poco de amigos imaginarios que le abren a los días momentos paralelos a mi realidad. Y si me ves, esa no soy yo, pero si me encuentras en los sueños, tal vez ahí sí me veas como soy. 

Introduzco entonces a Daniel, a Alejandro y a Mariand. Daniel como el delirio imperfecto de todas las situaciones que no vivo en teoría, pero sí en el sentido más figurativo de mí vida. Sólo que la línea es frágil y a veces transparente entre mis fugas. Bien pues ese es Daniel, mi inestabilidad materializada en palabras y volcada a un personaje irritante y mágico. No me gusta hablar de mí, entonces dejo a su honor cualquier ridícula idea que se me pase por las manos. 

Consigno frases en papeles reciclados, que luego botaré. Ahí he estado yo por veinte y un años; entre comas mal puestas y pocos puntos y apartes, porque nunca he tenido la fuerza de ponerlos cuando se debe: miedo, le llamo yo. Porque si he de escribir, y ustedes de no leerme, debo decirles la patética persona que está frente a la pantalla. 

Me vi las uñas mordidas y mochas esta mañana, con un cuerpo un poco deforme, al que por fuerza de los días tuve que aprender a amar. Habitación desordenada, mente desordenada, vida desordenada. Libros por todas partes, con el objetivo de leer y no hacerlo. Planes que se quedan en planes, dibujos que se quedan truncados en la punta de mis dedos, y escritos incompletos; y una película que te cambia la forma de ver la vida. Entonces me dije "escribe". 

Escribe en serio, porque escribir te salva; porque me gusta leerme y leerme me encanta. Escribe porque tienes que averiguar hasta dónde llegas si escribes. Escribe así lo hagas mal, así no hayan ideas, así no tengas historias, así nadie te lea. Y aquí estoy. Con la firme idea de volver forma tangible uno de tantos planes pensados algún día en el bus. 

Una recopilación de mis otros días, de lo más ridículo de lo ridículo. De cuando tenía quince años y soñaba y cómo la vida se rie de los sueños y te manda al carajo. Ahí estoy yo, con algunas frustraciones, con el corazón vendado, recuperado y rescatado de lugares extraños, de momentos malos y personas incorrectas. Ansiosa, nerviosa, tímida, anónima. 

Anónima porque puedo contar lo que sea, sin tener rostro, porque en cualquier parte puedo estar, en cualquier persona. 

Porque voy en tantas direcciones, como caminos y modos de ser, que si un día soy inteligente, tal vez al otro sea bruta; más santa que puta, pero no por elección. Mi vida enfrascada en casa, más vigilada que la Gioconda en el Louvre y controlada como presidente, no he podido extender mis piernas como me gustaría y ni hablar de experiencias intensas. Soy linda, soy fea; soy fuerte, soy débil; soy segura, soy débil. Soy binaria. Y entiendo al mundo como un flujo continuo de cambios. 

Hay quienes dicen que uno lee al mundo tal como es uno, y de esta manera leo a la gente. 


Diario de una ciudad anónima, no es un diario, y no es de una ciudad. Considero que contar lo que sucede durante un día, un año, o una vida no tiene sentido. Para mi todo lo que en realidad sucede, es lo que pasa en la mente, que las acciones no cuentan nada; más la vida pasa en el corazón. Y somos como nos recordamos, y nos recordamos cómo nos sentimos.